NOSOTROS Y LO DEMÁS
Desde hace un tiempo
alejado de la práctica en temas medioambientales la propuesta de Domingo Gómez
Orea a que escribiera el prólogo de su nuevo libro ha sido una manifestación
mas de la oscilante amistad que desde hace años hemos mantenido y que ha ido
desde momentos intensos, casi conspiratorios, hasta prolongados silencios
afectivos. Su deseo que prologara este libro me ha demostrado que silencio puede
ser lo opuesto al olvido.
Creo que una de las razones de su propuesta fue el saber
que no coincidimos en muchas de nuestras ideas. Ambos sabemos que nadie tiene
las mismas ideas que otro, al menos entre aquellos que tienen lo que se ha
llamado como” ideas propias. Cada uno, a nuestra manera hemos sido capaces de
destilar y espumar de lo que recibimos aquello que ha sido objeto de nuestro
interés, dándole nuestra propia forma.
Cada cual tiene o
debería tener sus ideas “propias”ya que esta es la única forma que tenemos de
“encontrarnos”, de darnos cuenta que contamos con alguien con el que deberemos
pasar el resto de nuestra vida, y esto, en el lugar y época que nos ha tocado
vivir.
Este” encontrarse”,
como hallazgo obligatorio, es lo que marca desde el inicio la relación
tan peculiar que el hombre ha mantenido con la naturaleza y que lo ha separado
del resto de de las demás especies. Para estas, es su
entorno quien dicta las normas de comportamiento y los individuos están
supeditados al de la
especie, de tal forma que sus modos de vida son mecánicos y predecibles. La
supervivencia de una especie depende exclusivamente de las reglas de su
entorno, cualquier desavenencia la condena a su desaparición. La especie se
adapta porque su fin es la supervivencia.
El hombre, desde su
aparición, ha manifestado una oposición constante a adaptarse a las reglas que
la naturaleza le marca, lo que nos debería al menos alertar sobre que su fin
principal no debe ser la mera subsistencia de su especie, ya que de ser así su
comportamiento hubiera sido similar al resto de los animales. Su peculiaridad
radica en que el hombre , además de nacer en un mundo ajeno en el que tiene que
subsistir se percata que se “encuentra”con su propia realidad y que esta
realidad está “por hacer”, que es incompleto y se lanza a la incierta y colosal
tarea de hacerse, de “ser”como objetivo final de sus esfuerzos.
La primera decisión del hombre
como tal es la de sentirse extraño al mundo que ha recibido, que le ha sido
impuesto y que ha su vez le impone unas reglas de hierro que o las acepta o
desaparece. Su reacción es la de aceptar el reto que se le impone e inicia la lucha con su entorno: en primer lugar lo
observa, y descubre que existen secuencias periódicas que puede utilizarlas a
su favor controlándolas. Es el comienzo de la agricultura y de la actualmente
llamada “Ordenación del territorio”,por lo que podríamos decir que la
ordenación del territorio consiste en dejar en la naturaleza la impronta de la
acción del hombre ,en cierta forma
“humanizarla” ya que con el conocimiento de su comportamiento la transforma
en algo “propio” algo que puede controlar
y dominar. En esta tarea de transformar la naturaleza se afana hasta lograr una forma de proceder tan sumamente
eficaz como la ciencia y su derivada, la
técnica, que las aplica sistemáticamente
en todos los ámbitos de su entorno.
Paralelamente,
como consecuencia inmediata de su extrañamiento de la naturaleza, el hombre
necesita construir un mundo propio, afín, que le permita encarar en mejores
condiciones la inmensa lucha por ir desarrollándose como propiamente humano.
Nace un nuevo territorio, una nueva naturaleza, nace lo social, lo urbano, lo
civilizado.
Pero
¿cuál es el fin último de todos estos esfuerzos descomunales?.Digámoslo sin mas
demora. El fin hacia el que el hombre dirige todos sus esfuerzos es el de ir
haciéndose. Esta es nuestra tarea final: ser .
A diferencia del
resto de los seres vivos, cuyo fin parece ser el mantenimiento de la especie y para ello está perfectamente
constituido, el hombre tiene un plus mas de actividad pues siente que ha sido
hecho incompleto y que su vivir consiste precisamente en eso, en lograr
hacerse, vuelvo a decirlo, en ser.
Sin entrar en
análisis mas pormenorizados, creo que podemos contestar con cierta
seguridad si nos preguntan que es un
caballo o un roble, pero ¿ sa-
bríamos
hacerlo si la pregunta se refiriese a que es el hombre?.
En fin, nuestra
ocupación primordial y final consiste en ir perfeccionando y afinando la
herramienta que somos nosotros mismos para conseguir ser capaces de discernir
entre las diferentes alternativas que nuestro entorno bipolar nos ofrece y ser
capaces de decidir entre ellas aquellas que nos van haciendo mas humanos. Como
hemos dicho antes, ocupación ardua y además incierta pues eso que hemos llamado
humano solo lo sabemos afirmar cuando lo hemos encontrado y siempre que lo
hemos hecho nos hemos dado cuenta que únicamente era un peldaño de una escalera
que parece no tener fin.
El problema
del medio ambiente nace como choque de esos dos mundos bipolares entre los que
nos encontramos: el natural y el construido.
Creo que el
mayor error que hemos cometido en hacer
un mundo diferente del natural ha sido que hemos caído en la imitación, hemos
hecho una segunda naturaleza y por lo tanto también ahora nos sentimos extraños.
Las ciudades son tan agresivas como los inviernos y las normas son tan
implacables como las de la naturaleza;
una vez más lo importante es el sistema y el individuo debe ser inmolado
en su honor. En su desarrollo hemos traicionado conceptos fundamentales, se
cambia el concepto de verdad por los de utilidad y eficacia aduciendo que lo
que fue verdad en un tiempo dejó de serlo en otro, llegando a defender que lo
que da validez a una teoría es que “funcione” y que como cualquier otra
herramienta es buena unas veces y mala otras tantas. El concepto de utilidad se
hace predominante y se menosprecia cualquier otra clase de crítica tachándola
despectivamente de “metafísica”.
Las teorías
científicas fueron ideadas por individuos que amaban la contemplación y la idea
de verdad, de esta idea que cada uno debe ir buscando permanentemente para ir
haciéndose. Por eso cambia el “contenido” de cada verdad, por eso abandonamos
uno y lo sustituimos por otro, porque esperamos que esta nueva verdad nos
permita avanzar en el trabajo de hacernos. Los adeptos a los conceptos de
utilidad y eficacia han sido incapaces de tener otra idea de la ciencia y del
pensamiento que aquella que les permite aumentar sus ansias de poder. El
pragmatismo trata a ambos mundos como un producto más y olvida que nuestras
relaciones con ambos mundos están encaminadas a impulsar nuestras ansias de
perfección personal.
Obsesionados y débiles con su única idea de utilidad ni admite la
crítica ni el libre examen porque su poder enflaquecería y apelan a criterios
de autoridad autoproclamada traicionando a lo más noble de la ciencia; la
revisión y crítica permanentes de sus enunciados y consecuencias.¿Estarían
nuestros prohombres dispuestos a comprometerse como Einstein, que si un solo
experimento contradecía su teoría ,esta
seria falsa y por lo tanto abandonada?. La ciencia no es partidaria de
imposiciones de autoridad.
El modo en
que opera esta segunda naturaleza que hemos desarrollado con su premisa que hay
que competir y que el mas fuerte es el que prevalece es una pésima imitación al
sistema de funcionamiento de aquella de la que nos sentimos extraños y
abandonamos y donde el individuo estaba sometido a la especie y esta al
entorno. Por mi parte todavía creo que el hombre debe ser dueño de su destino.
En su día
definí el medio ambiente como aquello con lo que tenemos que
“estar”,entendiendo el “estar” en su forma funcional de atribuir al sujeto una
manera circunstancial de vivir .Pero vivir es “hacerse”,decidir lo que nos va a
hacer mas humanos para ir avanzando en nuestro fin último: ser. Por esto creo
firmemente en que lo que tiene mas valor de nuestra vida esté en los estratos
mas bajos de la sociedad ,en los problemas individuales, en la lucha personal
por saber ir decidiendo cada día en
cada situación .
Spinoza,
que vivió de acuerdo a sus recomendaciones y pensamientos filosóficos
aconsejaba a los hombres que vivieran los acontecimientos pasajeros “bajo el
aspecto de la eternidad”.Aquel que piensa y ha logrado tener ideas propias y lo
hace en su época , sentirá que no puede lograr ser una buena persona mientras haya
alguien desgraciado.
.